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A muchos adultos se nos ha olvidado ya jugar y la sensación que el juego nos provocaba cuando éramos niños. Ruth, la madre de Sara, quiso regalar a su familia una experiencia de juego para celebrar la Comunión de su hija. Y llamó a Zumo.
Nos pedía una animación, pero no solo para los niños. Quería un momento vitamínico para toda la familia. Y allí nos encontramos, frente a un grupo de casi 50 personas con edades entre los 5 y los 85 años.
Cuando todos terminaron de comer le entregaron a Sara su regalo: una tele. Pero el regalo no se quedaba ahí, ya que la tele nos iba a ayudar a comenzar nuestras Tardes de Zumo, un concurso al más puro estilo de la televisión, con presentadores, equipos, juegos, pistas, bailes y mucho más.
Llegó la hora y Diego y Laura fueron recibidos en el salón entre grandes aplausos. Empezaba la fiesta. Y como cualquier buen programa que se precie, había que organizar dos equipos. ¿Qué mejor manera de hacerlo que con un juego?
La música y la fiesta habían comenzado. A partir de ese momento, cada equipo tendría que intentar ser el más rápido y el más hábil en cada una de las diferentes pruebas. No solo para ganar, sino porque cada vez que uno de ellos perdiera un punto, tendría una prueba de penalización.
Tuvimos de todo: aplausos a Sara, desfile de chicas guapas, algunas actuaciones espontáneas de los familiares (que hasta hicieron el pino), muchos nervios de los más pequeños…
El equipo de las estrellas y el equipo de los lunares lucharon con todo su ingenio para contestar preguntas de cultura general, cantar como los ángeles, definir palabras, explotar los globos del equipo contrario, poner a prueba su memoria y bailar como verdaderos artistas.
Pero casi lo más divertido fueron las penalizaciones. Que se lo digan a la pequeña Raquel, que tuvo que comer el chocolate que le daba su tío con los ojos vendados, o a María, que nos demostró sus dotes literarias con una bonita declaración de amor, o a Sara, que casi se queda sorda intentando escuchar el mensaje secreto entre los gritos de los miembros del equipo contrario.
Entre todo esto, Diego, nuestro presentador, nos enseñó la letra y los movimientos de muchas canciones divertidas, y cada uno de los invitados a la fiesta nos regaló el placer de verles disfrutar y sonreír con la sinceridad de los niños.
El equipo de los lunares dándolo todo con su canción
Un equipo unido donde los haya
Los lunares riéndose de la penalización del equipo contrario
¡Se pusieron las botas!
Corre que te pillo
Y sigue corriendo...
¿Cómo decirte que te quiero?
Las estrellas baila que te baila
¡Qué divertido!
Sara, la protagonista de la fiesta, con nuestros presentadores