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Patri y Raúl se casaban al día siguiente y Enrique, el padre de la novia, decidió invitar a la familia a una cena el día anterior para ir creando ambiente y empezar las celebraciones lo antes posible…

Pero Enrique quería algo más; quería regalar a los novios un momento especial y compartir su ilusión con toda la familia. Quería recordarnos cómo empezó todo, cómo se conocieron, las cosas que habían vivido juntos… Y llamó a Zumo.

Raúl y Patricia habían coincidido en un viaje de esquí, donde un amigo común les presentó, y a partir de ahí, pasito a pasito, habían llegado hasta esa noche, ¡la de antes de su boda!

Y así, mientras los invitados charlaban, picaban algo, les preguntaban por sus nervios y les felicitaban, aparecieron dos esquiadores por medio del salón. Se hizo el silencio primero, se empezó a escuchar alguna risa después. Los supuestos Patri y Raúl de hace unos años se paseaban por allí saludando a la gente y hablando con los invitados.

De repente, Raúl esquiador, se quitó las gafas y el gorro y empezó a narrarnos, en verso, el momento en que vio aparecer a Patricia. Ella se unió también y, entre los dos, regalaron a todos un poema que hablaba de la historia de los novios.

La gente no paraba de reír, comentar y mirar a los protagonistas de la noche; Raúl y Patricia. Nosotros, los actores, disfrutábamos con la respuesta del público y nos emocionábamos con Enrique, que no pudo contener alguna lagrimilla de emoción.

¡Muchísimas gracias a Enrique, Raúl, Patricia, Teresa y a todos los que nos dejaron compartir con ellos este momento especial y lleno de vitaminas!